jueves, 24 de noviembre de 2011

RE APERTURA ENERO 2012 (NUEVOS TEMAS - NUEVAS SECCIONES - MÁS HISTORIAS) PROXIMAMENTE!!!

miércoles, 24 de agosto de 2011

ENEMIGOS INTIMOS

Una de las principales cuestiones a la hora de encarar un plan alimentario que tenga como objetivo el descenso de peso mediante el armado de una dieta acorde con la persona y organizada por una especialista son las reuniones familiares y las comidas con amigos.
Estas cuestiones empiezan a florecer cuando la persona decide seguir una estructura en su alimentación como los GRANDES PELIGROS a los cuales estamos sometidos para mantener la conducta y cumplir a raja tabla con nuestra dieta.
Habitualmente, los especialistas, sobre todo en los primeros pasos recomiendan dejar al paciente un “permitido por semana” para que el cambio no resulte tan brusco.
Generalmente, nosotros mismos, quienes somos dueños y responsables de la hoja de rutina de la “DIETA” tenemos que prestar especial atención a los momentos en donde el comer no dependa de nosotros sino de alguna reunión con amigos, algún cumpleaños o alguna fiesta como es Navidad, Año nuevo o Pascuas.
Es sabido que cuando tomamos la difícil decisión de empezar a cuidarnos no desaparece de nuestro almanaque ese tipo de reuniones y esta muy bien que así sea, hay que tener en cuenta que hacer DIETA se tiene que realizar por convicción y no llegar al punto de ser presa de la misma; en otras palabras, que nos cuidemos no nos tiene que “borrar” de las reuniones sociales, basta con tener un poco de autocontrol y para ello escribo esta columna.
Cuando yo comencé a cuidarme, Agosto de 2010, en las proximidades de esos días, tenía cumpleaños, comidas con distintos grupos de amigos y reuniones familiares en donde la comida suele ser empanadas, pizzas, parrilla libre o pastas libres. A ninguna de estas reuniones deje de ir, simplemente maneje mis propios tiempos para seleccionar los alimentos que iba a injerir y si bien es cierto que al principio del tratamiento, hasta que el cuerpo toma conciencia de lo que esta consumiendo es indispensable abandonar “momentáneamente” determinados alimentos, no obstante se puede estar en lugares en donde la alimentación no favorezca nuestro propósito.  
Ya dijimos que no hay nada mejor que la comida elaborada en casa para perseguir nuestro objetivo, en ese particular ámbito somos dueños de preparar dicha comida de la manera más sana que este a nuestro alcance, en cambio comprándola afuera desconocemos la cantidad de aceite que usamos para su elaboración, los ingredientes que contienen y muchos otros aspectos que atentan contra la voluntad de comer sano.
De todas maneras hay que reconocer que por el ritmo de vida que llevamos es casi imposible controlar este aspecto y muchas veces terminamos comprando la comida en la panadería más cercana, que generalmente carece de buena calidad.
En la Argentina la cultura de la alimentación es bastante deficiente, se recurre mucho a la comida chatarra, por eso es fundamental controlar al principio de nuestra DIETA los alimentos que comemos.
Otro punto débil de nuestra sociedad se encuentra en el desayuno, con la excusa de una reunión entre amigos o compañeros de trabajo se consume muchas medialunas, bizcochitos de grasa o galletitas con dulce, acompañados por el mate solidario y típico de esta parte de la región.   
Todos esos hábitos se pueden controlar, siempre y cuando se este detrás de un objetivo claro y se tengan las metas a las cuales uno quiere acceder; el adelgazar no se logra de la noche a la mañana, ni siquiera en un par de días, cuando uno mismo toma la decisión de cuidarse esta asumiendo un compromiso que debe ser de por vida, pero que a medida que va transcurriendo el tiempo se torna en algo más relajado y sin mayores impedimentos, pero que al principio debe ser estricto; POR CADA KILO QUE SE BAJA…EL MARGEN SE VA ESTIRANDO, pero si se abusa de ese margen se vuelve al punto de partida y todo el esfuerzo que le pusimos (ya sea de días, meses o años) se tira por la borda, y como digo siempre los KILOS QUE SE BAJAN SE SUBEN MÁS RAPIDO SI NO SE TIENE CONDUCTA.
Un punto clave en este tipo de tratamientos es el concepto que se reflota habitualmente y que dice “la revancha esta a la vuelta de la esquina”, esto quiere decir que si alguna vez nos sentimos tentados por comer algo que en teoría esta fuera de nuestro plan alimenticio y que no va acorde con el tratamiento que establecimos con nuestra nutricionista, la siguiente comida nos brinda la oportunidad de enderezar nuestro rumbo.
A lo largo de este año que llevo de tratamiento tuve algunas tentaciones y asistí a algunas “comilonas” con amigos o compañeros de trabajo y al decir verdad la cantidad de comida que injerí en ese momento representaba mucho para la cantidad de comida permitida, pero como era conciente que ese evento iba a tener lugar en mi vida lo que hacía era compensarlo antes o después.
A continuación algunos concejos para pasar airosos este tipo de situaciones que “alimentan” los fantasmas de un plan alimentario y atentan contra nuestra salud y cuidados para adelgazar de peso:

1) Si tenemos una cena en casa de algún familiar es recomendable averiguar previamente cual va a ser el menú. Seguramente lo que se elija para degustar en familia sea Pizza, empanadas, asado o cualquier otro alimento que sea de fácil elaboración. Si se trata de un asado siempre es recomendable dedicarse más a comer ensaladas. Si bien la carne no engorda debe elegirse cortes de carnes que no tengan grasa, es decir, el vació es una buena opción porque tiene mayor cantidad de carne que la tira de asado que es un corte más rico en grasa.
Se tiene que evitar injerir muchas achuras o chorizo y morcilla, pan y gaseosa común, como así también cerveza y vino ya que este tipo de bebidas no son recomendadas para la DIETA.

2) Si el menú elegido son pizza y empanadas el problema es aún mayor. Estas comidas, al tratarse de porciones o unidades, solemos perder la noción de cuantas comemos en el transcurso de una reunión que dura entre cuatro y cinco horas.
Es difícil controlar cuantas comemos y cada una de ellas por separada aporta una gran cantidad de calorías que si no tenemos control nos puede resultar nocivos para la finalidad de la DIETA.
OTRA CLAVE FUNDAMENTAL QUE SE APLICA A TODAS LAS POSIBILIDADES DE COMIDAS PARA LA DIETA ES NO COMER HASTA SENTIRSE LLENO, SIEMPRE ES RECOMENDABLE QUEDARSE CON LA SENSACIÓN DE HAMBRE, ES LA UNICA MANERA DE QUE SE ACHIQUE EL ESTOMAGO.
En mi caso en particular, cuando tenía ese tipo de reuniones lo que hacía era cenaba en mi casa. Con eso obtenía la posibilidad de prepararme mi propia comida, irme satisfecho hacia la reunión y pasarla igualmente bien por más que no injería la comida del resto. 
Además siempre respetaba las 6 comidas que tenía que hacer por día, no me permitía llegar con mucha hambre al almuerzo o a la cena, lo que significaba tener un perfecto control en mis comidas.
3) Descartar en el primer tramo de tratamiento la cerveza, el vino, la gaseosa común, el Pan y reemplazarlo por otros alimentos que no aporten calorías inútiles y me hinchen sin ninguna necesidad.

4) En los momentos en donde un grupo de amigos o compañeros quieren comprar medialunas, si es indispensable que comamos de ellas, no excederse, esto es comer una, a lo sumo dos. De esta manera no renunciamos a algo que nos gusta y tampoco nos excedimos en la cantidad; cada medialuna tiene entre 200 y 350 calorías dependiendo de su tamaño y elaboración (manteca, dulce de leche, grasa etc).
Si tenemos la voluntad necesaria para seguir de largo y no comer en esa oportunidad mucho mejor, hay que pensar que el concepto de la dieta es muy importante el “AHORRO”, es decir, todo lo que podamos ahorrar en cuanto a cantidad, calidad y ausencias nos va a favorecer para llevar acabo nuestro objetivo. Pensemos lo siguiente: en una reunión donde se habla de compartir unas medialunas, más en épocas de invierno, si logramos reemplazarlo con un té caliente, mate o café y habiendo desayunado antes estamos ahorrando entre 500 y 700 calorías (generalmente en las dietas esta permitido injerir 1700 a 2000 calorías por día); en este sentido ES FUNDAMENTAL EL CONCEPTO DE AHORRO.
No hay que excederse en la cantidad de porciones que podemos comer, porque durante los primeros días o meses vamos adaptando nuestro cuerpo a una nueva alimentación y como todo es cuestión de tiempo, con el paso del mismo nos vamos formando de una conducta que cuando empezamos a ver los resultados decidimos adoptarlo a nuestra vida.

5) Otro punto flaco en esta nueva etapa suele ser la comida con amigos. En mi caso en particular, suelo juntarme con amigos de distinta rama una vez por mes, es decir, que a lo largo de 30 días tengo entre 3 ó 4 comidas denominadas: “comilonas”.   
Suelen ser en Restaurante que generalmente son libres, en donde carne, pastas o pescados se encuentran a nuestra disposición y en gran cantidad, eso sumado a lo frito, como ser papas fritas, bebida alcohólica, y postre. En este tipo de reuniones, que duran aproximadamente de dos a tres horas, se suele injerir muchísima comida, para evitar esto es fundamental tener bien presente que NO DEBEMOS LLEGAR CON HAMBRE AL ENCUENTRO. Durante ese día respetar las 6 comidas, contando la cena como una más, evitar el momento previo a empezar a cenar, o sea, no consumir pan y tener la inteligencia necesaria para acompañar cada plato de comida con una buena ensalada, acá también es fundamental el concepto del AHORRO.
Si en vez de acompañar la carne en cuestión, con papas fritas, lo hacemos con una ensalada variada y abundante, estamos comiendo menos rico pero más sano, y lo que ahorramos en las calorías que se incorpora con las papas fritas lo podemos gastar en un postre (si no nos quedamos satisfecho con la cena) o bien guardarlo para otra oportunidad.
Debemos tener en cuenta que el consumo de comidas fritas no produce saciedad, por el contrario, produce adicción, por consiguiente seguramente terminaremos por comer gran cantidad de carne y frito que nos dejaran averiados y pasaremos una mala noche.


Al principio de la dieta, sufría la llegada de cada una de estas ocasiones, todos los temores e inseguridad que tenía sobre mi conducta acerca de esta nueva vida que quería llevar acabo se potenciaba hacía el peor de mis temores. No me creía capaz de afrontar estas reuniones con un plan saludable que me favoreciera, el error que solemos cometer es pensar: Que me va a ser una comida que no me cuide.  El punto es que no se trata de cuidarse “una” comida, se debe dejar de pensar en una unidad para establecer en un conjunto de medidas que desemboquen en un objetivo final, el cual nunca podremos abandonar, pero que con el correr del tiempo podremos descomprimir y empezar a disfrutar de otra manera.
Los “ENEMIGOS INTIMOS” están a la vista. En cada vuelta de esquina, ya sea, Navidad, Año nuevo, Pascuas, Cumpleaños, Día del amigo, nos están esperando con la mesa servida, depende de nosotros armar esa mesa de acuerdo a nuestras intenciones; una de las cosas que aprendí de la excelente profesional que me asesoro y guió para que lograra vencer momentáneamente a la mochila de mis kilos es que cualquier menú, sea casero o de Restaurante se puede modificar y convertir en algo saludable, solamente depende de nosotros hacerlo. 
Como se podrán apreciar en estas líneas ninguna comida debe eliminarse de por vida, simplemente se tienen que controlar y “suspender” momentáneamente, comer sano tiene sus ventajas y el exceso de comida nociva para nuestro organismo suele ser rica pero no saludable; y si bien no se trata de convertirse en un puritano de la alimentación, cuando se tiene la desventaja de la mochila del sobrepeso como es mi caso, la fuerza interior se debe encontrar en el amor propio; ese mismo amor que nos hace levantarnos cada mañana, mirarnos al espejo y decir: LE ESTOY GANANDO A UN MOUSTRO GIGANTE COMO ES LA GORDURA Y NADA NI NADIE PUEDE CONTRA MIS GANAS DE TENER UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA.

miércoles, 17 de agosto de 2011

LAS PRIMERAS SEÑALES

Al salir de la consulta con la Nutricionista las sensaciones que me albergaban eran de euforia. Si bien sabía que debía mantener la calma y que esto recién comenzaba, el hecho de obtener el primer envión anímico y haber bajado 4 kilos (118 kilos a 114kg) era fundamental para seguir enfocado en mi objetivo final, que había denominado: “Operación Rescate”.
Para empezar este crucero hacia lo desconocido y decidir cambiar mi estilo de vida fueron determinantes un par de sucesos que, como pieza de rompecabezas, se acoplaron al objetivo final.
En primer lugar, cuando inicie el contacto con la persona que más tarde terminaría siendo mi Nutricionista y más importante aún, sería la responsable de introducir en mí esos conocimientos básicos para comprender los beneficios que tiene una vida sana, resultó que la misma tenía su consultorio a tres cuadras de mi hogar.
Para darle la verdadera importancia que tiene esta feliz coincidencia hay que destacar que el dato de la profesional lo había sacado de un programa de radio en donde habían dado su teléfono, por lo cual su consultorio podía quedar cerca o lo suficientemente lejos como para echar por tierra mi intento de cambiar de hábitos alimenticios.
En segundo lugar, la atención y la “CONTENCIÓN” que recibí por parte de la Nutricionista fue tan acogedor, comprensivo y psicológico que logro un cambio y un compromiso al instante número uno de empezado el tratamiento.
Como narre en ediciones anteriores, había tenido muchos intentos y a su vez, la misma cantidad de fracasos. Necesitaba y buscaba desesperadamente pasar por el consultorio sin ser un número de turno y que en realidad el profesional que me atendiera me dedicará su tiempo para que yo pueda cambiar mi vida.
Soy injusto si digo que a lo largo de mi vida nunca había logrado seguir un tratamiento.
En el año 1999, cuando mi documento indicaba la edad de 23 años, luego de haberme quedado sin trabajo, tuve un aumento excesivo de kilos, había llegado a pesar casi 100 kilos, que para un chico de 23 años era muchísimo.
En esa oportunidad también había encontrado a una profesional excelente, pero esas intenciones por querer bajar de peso se vieron influenciadas por mi desocupación. Esto quiere decir, depresión, falta de actividades, exceso de tiempo disponible y pocas ganas de comer.
Todos estos elementos hicieron la “ensalada perfecta” para que yo pudiera llegar a pesar 69 kilos, al borde de la internación, según mi Nutricionista de turno. Me encerraba en el gimnasio, un poco como forma de terapia por no encontrar una salida a mi desocupación, comía porciones mínimas de comida, tomaba mucho mate y si me sentía cansado o desganado me tiraba en la cama a ver televisión, pero nunca comía de más y tal vez ahí estuviese mi máximo error.
Al contrario de lo que piensan la mayoría de las personas, para hacer dieta es necesario comer en mayor cantidad…Como es esto??? La cuestión es que todos los profesionales te recomiendan o preparan un plan alimenticio en donde tengas por lo menos 6 comidas, para que el cuerpo humano pueda injerir alimentos cada dos o tres horas, el tema estaba en la calidad de los alimentos y no en la cantidad.
Si bien te exigen comer 6 veces al día, por una cuestión de desarreglos que tienen que ver con el día a día, el individuo no puede seguir esa rutina, sino más bien comemos lo que podemos. Esas comidas suelen ser alfajores o galletitas dulces o medialunas. El secreto esta en que hay que reemplazar esos alimentos por otros que no son tan nocivos para nuestro aparato digestivo.
Una vez que conseguí trabajo y la depresión fue quedando atrás, empecé a comer, y al no seguir un plan concientizado y pensar que la dieta era algo que estaba de paso por mi vida, esos kilos que había bajado en un principio ( 30 kilos) los subí en un abrir y cerrar de ojos.
No obstante, esta experiencia y oportunidad que había dejado pasar en mi vida la absorbí como un hecho positivo cuando decidí “volver a intentar”.
En la actualidad y habiendo bajado casi 40 kilos, comprendí que mi cuidado va a tener que ser de por vida. Hay personas que de acuerdo a su metabolismo pueden ingerir distintos alimentos y obtener diversos resultados, sin que por ello quisiera decir que estén bien alimentados.
No es propio de la gente obesa o con problemas de sobrepeso contar con una buena alimentación, hay gente que es delgada que a la hora de comer incorpora los mismos alimentos, que se absorben de distinta manera pero que son igualmente nocivos para su salud.
Este es un error común en el cual reinciden muchas personas que no tienen problemas de sobrepeso. Las grasas saturadas y las calorías excesivas hay que tratar de evitarlas, independientemente del estado físico de las personas, obviamente que la persona que tenga sobrepeso tiene otros riesgos que los delgados no tienen; pero igualmente TODOS NOS TENEMOS QUE CUIDAR!!!.
El 13 de Septiembre de ese 2010 se había registrado mi primera consulta en pleno tratamiento con la Nutricionista. Hasta la llegada de aquel día, llevaba un pequeño registro de las comidas que había hecho y como las había manejado.
En ese lapso, no había sufrido tentaciones, me había podido acoplar correctamente a un plan de trabajo que debía incorporar a mi rutina, para que con el paso del tiempo se convirtiera en costumbre.
A decir verdad, cada mañana que me levantaba pensaba en los riesgos que uno puede llegar a correr si ni bien empezada la dieta decidiese por algún motivo, sea personal o de convicción, dar de baja dicha intención y sumar con esto una nueva frustración.
Sobre todas las cosas, se corre ese riesgo cuando el comienzo de una nueva vida perdura fresco en el recuerdo de sus interpretes, siempre, por lo menos al principio, se esta en riesgo permanente de que alguna reunión familiar o comilona con amigos haga tambalear dicho propósito.
Al principio los días no pasaban más, si bien se trataba de los primeros 15 días de este nuevo experimento, uno pretende, por compromiso y dedicación hacer las cosas bien, pero a contraposición de esto, al no tener la dieta muy armada le surgen un montón de dudas, sobretodo por el tema de algunos alimentos en particular, si son parte de esa dieta o si están permitidos, porque si bien la Nutricionista establece los parámetros de una buena alimentación, en mi caso en particular, la profesional que me atendió no me prohibió terminantemente ningún alimento, si en cambio, comerlos con mayor variación y espaciados; pero casi como una regla matemática los seres humanos no podemos de la noche a la mañana adaptarnos a un plan completamente distinto, todo conlleva nuestro tiempo de adaptación.
Una cuestión clave, que en mi caso logre ajustarme de inmediato es “siempre pesarse en la misma balanza”. Cometemos el error de dejarnos ganar por la ansiedad y pesarnos en distintas balanzas para saber como vamos, ignorando que cada balanza, sea en farmacias o en otros lugares no tienen la misma graduación y pesan distintos.
La clave esta, y esto lo aprendí después de mucho tiempo, de pesarte en la misma balanza, a la misma hora (generalmente conviene a la mañana antes de desayunar) y con la misma ropa (si se puede en ropa interior mucho mejor, pues la ropa modifica el peso inicial).
Otro tema que tenemos que tener en cuenta es que cuando decidimos ponernos a dieta, existe un peso ideal y un peso posible. No voy a profundizar en detalles porque son términos científicos que no estoy capacitado para explicar, lo único que puedo decir al respecto es que el “peso ideal” es una combinación que se da sobre nuestra altura y tamaño, mientras que el “peso posible” contiene un poco más nuestro ADN humano, es decir, entran a jugar ciertos factores como por ejemplo cuantos años llevamos de sobrepeso, y cual fue nuestro peso máximo.
Este punto es fundamental dado que cuando nos ponemos a dieta, uno primero debe alcanzar el peso posible, una vez logrado eso, ya estamos dentro de nuestro objetivo, después nos podremos dedicar de lleno a alcanzar el peso ideal, que como dije antes es más complejo, porque no siempre se alcanza.
Antes de la segunda consulta con mi Nutricionista, había comenzado a realizar 6 comidas. Desayunaba en mis casa, tomaba mucho mate en el trabajo para reemplazar el liquido que no injería en forma de agua mineral (en definitiva tomar mate cuenta como los dos litros que tenemos que tomar de liquido para darle un correcto funcionamiento a nuestro organismo y así limpiar todas nuestras impurezas), hacía la colación (barrita de cereales, yogurt descremado) y almorzaba liviano (tarta de vegetales, echa en casa y no comprada), pollo con puré de calabaza, ensaladas de zanahoria, tomate, chaucha, huevo, y otros ingredientes).
Ya en mi casa, tomaba la merienda que era una tostada con queso crema descremado, o leche descremada con cereales y después la colación de la tarde que era por lo general alguna fruta.
A la noche trataba de cenar liviano, porque como dije en algún testimonio anterior, entre la cena y el momento en donde nos vamos a dormir transcurre muy poco tiempo y entonces nuestro sistema digestivo no tiene el tiempo suficiente para procesar la comida.
Las claves no parecen ser muy complicadas. Se puede comer más en cantidad pero indudablemente tienen que ser comidas sanas, con la menor cantidad posible de grasas, ya que estas comidas lo que producen es mayor adicción y ganas de seguir comiendo, al contrario de las ensaladas o platos de vegetales que contienen mucho agua y producen saciedad.
El lunes 13 de Septiembre a las 18:15 caminaba con destino a la Nutricionista. Tenía mucha intriga por saber si estaba haciendo las cosas bien y matar las dudas que se me habían generado en el transcurso de aquella quincena; las llevaba anotadas en un papel porque no quería dejar nada librado al azar, encima, los primeros kilos de menos no se pueden percibir en un talle de ropa o en un pantalón, o en un cinturón, solamente se ven reflejados en la balanza, en este caso de mi Nutricionista.
Cuando llego la hora de pasar al consultorio y ante la pregunta de la profesional de cómo estaba, mi respuesta fue de aprobación, esperando ansioso subir a la balanza para que aquel acto sea la respuesta contundente a mis acciones.
Al ver que de 118 kilos había pasado a 114 kilos, mi pecho se inflo, acompañado por las felicitaciones de la Doctora, aunque segundos más tardes, los dos coincidimos en que los primeros kilos que se bajan son fáciles pero no determinantes, es decir, lo que se logra bajar contiene mucho componente liquido (es donde va tomando forma el cuerpo) para que más adelante el cuerpo empiece a despedir la grasa acumulada y esos son los kilos sanos que nuestro organismo tiene que expulsar; igualmente la primera prueba había sido satisfactoria y ampliamente superada, pero a su vez, mi compromiso se renovaría automáticamente.
Después vino el tiempo de sacarme los interrogantes sobre todo lo que había acumulado en aquel pequeño lapso, perfeccionar técnicas y pulir mecanismos para llevar acabo la dieta.
A modo de una decisión personal había decidido que durante el proceso de “operación rescate” no iba a ir al gimnasio, la única actividad que iba a llevar acabo iba a ser caminar todos los días 20 cuadras, cuando volvía del trabajo, además de subir al trabajo por las escaleras, aprovechando que trabajaba en un sexto piso, actividad que llevo acabo al día de la fecha.
La Nutricionista siempre me remarco que no importaba cuanta gimnasia hiciera, lo importante era que me moviera, y eso iba a ser. Si empezaba el gimnasio con ese sobrepeso corría el riesgo de sufrir alguna lesión, abandonar rápido la dieta, despertar el apetito y no poder adaptarme a mi nuevo estilo de vida.
El compromiso había comenzado. Mis convicciones estaban claras, mis intenciones tonificadas por mis deseos de volver a ser aquel que alguna vez fui y con el tiempo empecé a comprender los beneficios de llevar una vida sana, alejado de los alfajores, chicitos, milanesas con papa fritas y los excesos en las bebidas, como la cerveza y el vino.
Eso iba a llevar tiempo y no era un “hasta nunca” sino más bien un “hasta luego” aunque me jure a mi mismo que de no ser necesario, jamás iba a recaer en esas tentaciones, que pueden ser muy ricas pero que evidentemente mi organismo no tolera y eso perjudica mi desarrollo.
Esto se iba a ver con el tiempo, por el momento estaba más cerca de la persona que no se podía mover con comodidad que de la persona que ahora soy, con una mayor destreza y un mayor compromiso hacia la calidad de vida que quería para mí.

lunes, 8 de agosto de 2011

10 PEQUEÑOS SECRETOS PARA MANTENER EL ORDEN

El proyecto “OPERACIÓN RESCATE” ya estaba en marcha. Aquel 30 de agosto de 2010 había tomado la decisión de cambiar mi vida, dejar los “malos hábitos alimenticios” y empezar de apoco a recuperar la línea, ingiriendo comida sana para darle a mi cuerpo una mejor calidad de vida.
El trabajo no iba a ser sencillo, muchos años de sobre excesos y despreocupación por mi apariencia física y mi estado de salud; aunque si me permiten un consejo, cuando hablo de apariencia física, este es el aspecto que menos tienen que temer, ya que uno es como es, pero la realidad indica que “la gordura” trae aparejado la desprolijidad, la falta de interés por vestirse bien y se termina convirtiendo en una inmensa bola de nieve imposible de dominar.
Antes de empezar la dieta no me interesaba comprar ropa, si cambiaba el vestuario era en una ocasión especial como mi cumpleaños o algún regalo para navidad, no pasaba por los probadores ya que nada me motivaba, sinceramente NO ME IMPORTABA VERME BIEN.
Lo raro era que al mismo tiempo que pensaba esto último, en mi interior me preguntaba que era lo que tenía que suceder para bajar la panza, no ocupar tanto espacio en el subte, por ejemplo.
Se me venía a la cabeza alguien que una vez me había dicho: “Cuídate, los kilos después de los 30 años no se bajan más”, y esa frase la castigaba o acompañaba con comida excesiva en calorías, como ser milanesa napolitana con papas fritas, alfajores y todo tipo de comidas grasosas y en gran cantidad.
En ese entonces tenía 33 años, de los cuales no fui gordo en todos los años, tuve muchos intentos y algunos logros, pero ninguno pudo perdurar en el tiempo. Justamente de eso se trata todo esto: cuando uno toma la decisión de empezar a cambiar su vida para cuidarse, sabe que de alguna manera se esta “casando” con el tratamiento, como lo dijo mi nutricionista en la primera sesión.
Sí, leyeron bien, digo sesión porque de eso se trata, si el especialista que nos asesora, no tiene un nivel pedagógico importante es posible que nuestro intento quede en el camino.
La gente que sufre este tipo de enfermedades (la obesidad esta reconocida como una enfermedad), necesita de la contención y el apoyo psicológico de un profesional, más allá de que nos enseñen a alimentarnos correctamente, necesitamos las “palabras”. Alguien que nos diga lo que tenemos que hacer. Cuales son sus beneficios, cuales sus desventajas.
Todo funciona como un gran sistema, en donde los diversos factores están separados pero a su vez relacionados. Por un lado el especialistas y sus palabras justas para guiarnos en esta lucha, por otra parte, la comprensión y el entendimiento para que nuestros hábitos alimenticios no se esfumen en una fracción de segundos (es imposible que cambiemos radicalmente de hábitos, el trabajo es el parecido al de una hormiga, cada una cumple su función y esta minuciosamente estudiado hasta el último detalle), la voluntad del interesado y principalmente, el COMPROMISO, ya que como dije en otros testimonios, la ayuda profesional puede estar, pero abarca una hora de los 14 días y 23 horas que estamos solos tomando nuestras propias decisiones, por lo cual sino se toma verdadera conciencia de lo que se esta haciendo el trabajo resulta inútil e improductivo.
 A lo largo de mi vida, tuve muchos intentos por adelgazar, pero llegaba a un ponto en donde la rutina me ganaba y empezaba a comer de nuevo aquellas comidas grasosas y fritas, esto sumado a la tendencia que mi cuerpo tiene para engordar es una bomba letal que SI NO SE CONTROLA...EXPLOTA!!!
Me acuerdo que cuando estaba en el peor momento d mi vida (en cuanto al cuidado de las comidas) desayunaba alfajores triples y merendaba media lunas (5 mínimo), chorípan acompañado con papas fritas en alguna parrilla cercana o panchos con papitas arriba; esto era casi todos los días y me falta mencionar las empanadas o los ¼ de helado que me compraba camino a casa para que me hiciera compañía; obviamente que después no dejaba de merendar y cenar.
Es por eso que quiero dejar expresado en esta columna, en mi modesta opinión, algunos secretos que me sirvieron para mantener el orden y el compromiso, pero hay algo que tengo que aclarar y lo voy a ser cada vez que tenga la oportunidad: DE ESTA ENFERMEDAD NOS TENEMOS QUE CUIDAR SIEMPRE!!! NO EXISTE TOMARSE UNA PEQUEÑA LICENCIA PORQUE ES AHÍ DONDE PERDEMOS EL HILO CONDUCTOR Y NOS SALIMOS DE LA CARRETERA, PARA VOLVER AL LUGAR DE ORIGEN.

1)  Estar comprometidos con la causa (saber que esta decisión requiere sacrificio, prohibiciones, y un trabajo a tiempo indeterminado)

2)  No confundirse con que para adelgazar alcanza con comer ensaladas y reducir la cantidad de comidas
   (por el contrario, es aconsejable comer más veces al día, tomar mucho líquido, y controlar las porciones)

3)   No pensar que con ir al gimnasio alcanza. Si empezaste una dieta porque estas gordo, probablemente te cueste ir al gimnasio, tener la rutina de hacer actividad física en forma frecuente. La gordura y la actividad física no siempre van de la mano (en mi caso no empecé yendo al gimnasio simplemente camine algunas cuadras por día, sabía que si mi obligación iba a ser tener que ir a algún lugar para gastar calorías no lo iba a lograr).

4)   Al principio no hice desaparecer ningún alimento, me concentre más en la cantidad de las porciones, agregue dos colaciones y tome mucho líquido, siempre con la mente puesta en la balanza de la nutricionista y con un objetivo claro: en cada sesión pesar un poco menos, aunque sea 100 grs en quince días, la idea era no sobrepasarse y seguir descendiendo de peso.

5)   En mi caso en particular, lo que me resulto fue comer al mediodía (en el trabajo) porciones de tarta (por lo general una) de berenjena o zapallito, además de otros alimentos como pollo con pure de calabaza y ensaladas varias, esto te permite controlar la porción, pero para ello es fundamental no saltearse ninguna comida, en cuanto pasa mucho tiempo sin comer podemos pensar con hambre y es ahí donde cometemos los excesos.

6)  Tal vez este punto no se vea en el futuro inmediato, pero les aseguro que cuando empiezan los primeros descensos de kilos, van de apoco cambiando el talle de la ropa, van adquiriendo ese interés por comprar prendas nuevas porque cuando son gordos prefieren la vestimenta holgada, en cambio, cuando el cuerpo se les va transformando recuperan el gusto por el buen vestir.

7)  NUNCA todo esta perdido definitivamente, ese es un gran error que solemos cometer los que estamos en tratamiento: pensamos que por sufrir un “atracón” de comida ya nada vale la pena…GRAVEEEEEEEEEEEEEEE ERRORRRRRRRRRRRRRRR!!! Pensemos que nosotros venimos acostumbrados a no cuidarnos en las comidas, por consiguiente puede suceder que de tanto en tanto, nos veamos tentados por comer algo que nos gusta mucho y que ahora por la dieta no podemos. La ventaja que tiene esto es que siempre da revancha y de manera inmediata. A mi me paso que después de una “comilona” sabía que tenía que cuidarme los días anteriores y posteriores para equiparar la “balanza imaginaria” y así poder darme esos pequeños gustos, ya que nada es definitivo y nada desaparece para siempre.

8)  Ser concientes que la milanesa a la napolitana, la provoleta, las medias lunas, la manteca, las papa fritas, el dulce de leche, el chocolate, entre otros alimentos riquísimos, no van a dejar de existir; depende de nosotros el uso que le demos y la frecuencia que consumamos de ellos.
    
9)   Los alimentos que a mí me sirvieron de gran ayuda en este viaje sin retorno que decidí emprender el 30 de agosto de 2010 fueron: las barritas de cereales, la leche descremada, las porciones de tartas, las ensaladas coloridas, la fruta, y las pastas (servido en un plato de postre). 

10) Otro de los puntos fundamentales y el último de esta serie de consejos, es donde nos servimos la comida. En cada hogar la vajilla es diferente, si los platos son muy pintorescos y coloridos, posiblemente sean también de gran tamaño. Pues esto es un error. Para facilitar el control de las porciones, conviene servir la comida en platos medianos y no repetir, es decir, llenar bien ese plato mediano pero siendo conciente de que esa es nuestra medida permitida. Comer despacio y saborearla y SIEMPRE RESPETAR LAS 6 COMIDAS QUE NOS DA LA NUTRICIONISTA…ES FUNDAMENTAL!!!

Por último, para que no se desanimen y tiren todo al diablo antes de empezar, cabe señalar que con el transcurso del tratamiento y el correr de los días el estomago se va achicando, lo cual tiene un pro y una contra.
El pro es que cada vez pide menos comida (nos saciamos con más facilidad) y la contra es que tiene memoria, por consiguiente: Puede recuperar fácilmente su tamaño, volver a pedir más comida, de ahí que esto es una enfermedad que dura para toda la vida.

Espero que les sirva!!!

jueves, 4 de agosto de 2011

PRIMERA ETAPA: PRIMERA PRUEBA

Al segundo siguiente de haber salido de la Nutricionista los primeros signos de interrogación comenzaron a invadir mi cabeza. Con el peso ya consumado (118 kg y una altura de 1mts 80 Cm) la entrevista con la profesional había dejado sus primeros interrogantes.
Lo que había quedado claro, más allá de una buena impresión en quien estaba depositando mi salud para lograr mejorar, era que luego de un tiempo prolongado de excesos alimenticios mi predisposición tenía que ser otra.
Es fundamental que la comida sea siempre casera, dentro de sus posibilidades, y no comprada afuera, porque cuando se compra en un negocio nunca se sabe los elementos que se utilizan para su elaboración. Todo se centraba en crear un plan alimentario para empezar a cuidarnos a la mañana siguiente de aquel 30 de agosto de 2011.
Hasta el momento de empezar a realizar la dieta, había tenido muchos fracasos con otros profesionales, no lográbamos entendernos y comprometernos, parte fundamental para que una dieta se haga a conciencia y que la misma se convierta en un estilo de vida y no algo pasajero, porque por mi experiencia personal, los kilos que se bajan se suben rápidamente; me ha pasado que he llegado a bajar 20 kilos para después subir 30 kilos en un abrir y cerrar de ojos.
Con esa experiencia sobre mis hombros, tenía que cambiar el “chip” de mi cabeza, tomar conciencia de que lo que estaba comenzando no era una dieta fugaz, si no que había llegado a mi vida para quedarse, por lo menos hasta bajar los kilos necesarios que oscilaban en los 35 kilos y durante el tiempo que esto llevase aprender a comer; cosa que hasta allí no había intentado hacer.
Un ejemplo de esto era que mis días pasaban entre alfajores triples, sándwiches de milanesas, papas fritas y cosas dulces, en gran cantidad. Mis comidas no tenían nada de ensaladas, nada de platos pequeños y tampoco de comidas elaboradas; y justamente, mis interrogantes estaban referidos a esos cambios de hábitos que en 33 años de vida no había logrado tener.
A la Nutricionista la iba a ver cada 15 días, es decir, que tenía 14 días y 23 hs para disponer de mis alimentos y hacerle caso o no, como tantas otras veces había intentado y a su vez había fracasado.
Del consultorio me había ido con una "hoja de ruta" sobre los alimentos que tenía que injerir, con la tranquilidad de haber encontrado a una excelente profesional, en donde no te prohibía comer nada de lo que estabas acostumbrado, pero sí con moderación.
La base esta en hacer seis comidas por día, en donde, dos tenían que ser fuertes (desayuno y almuerzo), con sus colaciones correspondientes y luego la cena y la merienda, con determinados alimentos que no podían faltar: Vegetales, líquidos y frutas. Pero principalmente una variación de distintos alimentos que combinados produjeran la saciedad necesaria para cortar el apetito.
Mi abuelo materno siempre me dice que: “El estomago funciona como una bolsa elástica, cuanta más comida le echas más se agranda”, y por aquel entonces, yo comía dos o tres platos en la cena y después terminaba incomodo para moverme. y dormir.
Los especialistas cuentan que justamente la cena es la comida que menos abundante tiene que ser, porque nosotros solemos comer e irnos a dormir en un período breve y por consiguiente es la que menos tiempo tenemos para hacer la digestión.
Todo esto significaban muchos cambios, pero lo que más miedo me causaba era no poder mantener mi actitud en el largo plazo; como producir ESE CAMBIO DE MENTALIDAD QUE ME PERMITIERA TRANSFORMARLO EN UN HABITO DE VIDA, a pesar de las reuniones familiares o tentaciones ocasionales que pudiera  atravesar a lo largo de este proceso.
Las comidas que fueron suplantando a las anteriores fueron las tostadas de pan integral con queso crema ligth, ensaladas de zanahoria, tomate, huevo, milanesas de soja, carne roja, pastas “sin queso rallado (antes de la dieta un paquete de queso de 120 grs me duraba una comida – esto es muy nocivo para la finalidad de la dieta, porque tiene muchísimas calorías); en su lugar comencé a reemplazarlo por queso crema ligth y esto evitaba ponerle salsas pesadas, manteca y el TAN TEMIDO QUESO RALLADO.
También empecé a incorporar a mis días las barritas de cereales como colación, y a almorzar porciones de tartas cocinadas en mi casa, de berenjena y zapallitos (mucho más livianas que las compradas en comercios de comidas, de ahí la importancia de cocinarse uno mismo para controlar los ingredientes que se utilizan, en la elaborción, como el aceite).
Por último, en esta segunda entrega, fueron pasando los días y la incertidumbre para saber si estaba haciendo las cosas bien iban aumentando, la primera visita a la Nutricionista después del encuentro inicial era fundamental, aunque los primeros kilos que se bajan siempre están relacionados con el agua que tiene el cuerpo y no tanto con la grasa.
Quince días después de mi primera cita con la Nutricionista estaba lleno de expectativas, los interrogantes seguían presentes, pero la incertidumbre y el desafío personal se había hecho presente en el campo de juego.
Transcurrida la consulta, la balanza indicaba un descenso de 4 kilos, la sensación que me albergaba era de satisfacción, pero siempre con los pies sobre la tierra, porque en todo dieta siempre hay un período de adaptación del cuerpo a la nueva alimentación que permite el descenso de peso rápido, pero que no es definitivo.
A partir de aquella consulta pude comprender que el “compromiso por cambiar mi estilo de vida recién comenzaba y que valía la pena seguir por el mismo sendero, a pesar de los temores”.   

domingo, 31 de julio de 2011

Presentación!!!

Hola, Buena vida para todos mis lectores del futuro inmedianto.
Mi nombre es Nicolás Javier Gatti y tengo 34 años. Soy Periodista, pero no los quiero aburrir con mi presentación que la pueden leer en el perfil, en esta oportunidad les quiero hablar sobre el objetivo de este blog.
El 30 de agosto de 2010 estaba escuchando la radio, un programa de FM, mirando absorto la computadora preocupado por mi salud, diciéndome a mi mismo que tenía que empezar a cuidarme en las comidas, por ese tiempo pesaba 118 kilos y una inmensa panza que me acompañaba día a día y de la cual me parecía imposible desprenderme.
No encontraba una salida, el mensaje que llegaba a mi cerebro era: “de alguna manera te vas a tener que empezar a cuidar, no esta bueno no poder moverse, levantarse de la cama de costado, sentirse lleno cuando terminas de comer, no poder correr el colectivo”, pero principalmente no ser independiente, estar preso de esa enfermedad que muy pocos intentamos vencer; aunque en realidad NUNCA SE VENCE.
Da la casualidad que mientras mis pensamientos circulaban por el interior de mi cabeza, en la radio hablaba una nutricionista y ahí me dije a mi mismo: “Esta es tu oportunidad, AHORA O NUNCA”.
Este preludio esta pensando para aquellos lectores que están en el mismo punto que yo hace un año atrás. A partir de mis primeras visitas a la nutricionista, con el paso de los días y el nacimiento de los primeros hábitos alimenticios, hasta que se lograsen hacer carne y con ello una sana costumbre pasó, como se dice habitualmente, mucha agua de bajo del puente.
Los primeros temores, las primeras dudas, las primeras elaboraciones de un plan alimenticio, las primeras restricciones, y con ello, las ausencias de determinados alimentos o comidas por un tiempo prolongado; todo tenía que formar parte de un PLAN PERFECTO que denomine: “Operación rescate”.
Las primeras entrevistas con mi nutricionista transcurrieron entre el asombro y el compromiso, empecé a entender porque había llegado a ese extremo, empecé a comprender el daño que me estaba auto fingiendo desde la alimentación; pero con esto, comenzaron los temores de no poder tener la disciplina adecuada para seguir un plan estratégico de comida: “como se hace para pasar de comer fritos y grasas por doquier a comer variado y sano” me preguntaba a mi mismo.
Las respuestas no tardaron en llegar. Con las primeras luces de la mañana siguiente a mi visita a la nutricionista se empezó a generar en mí un cambio de conciencia que logre mantener en el tiempo, y que hoy en día goza de muy buena salud.
En otras notas publicadas en este blog les voy a contar más detalladamente esos cambios de hábitos que me permitieron  llegar a pesar 80 kilos; SI COMO ESTAN LEYENDO, CASI 40 KILOS MENOS QUE UN AÑO ATRÁS.
A partir de este momento, quiero utilizar este espacio para brindar mi experiencia sobre algo que NUNCA pense que iba a tener solución: "EL SOBREPESO" Y CON ELLO UNA VIDA SANA Y UNA IMAGÉN CORPORAL DISTINTA (ESTO ÚLTIMO NO RESULTA FUNDAMENTAL).
ESPERO QUE LES SIRVA A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE ESTAN TRANSITANDO LO MISMO QUE ME OCURRIÓ A MI HACE UN AÑO ATRÁS!!!